martes, 19 de junio de 2018

PERDER O GANAR


GANAR O PERDER

El día amaneció como cualquier otro, con un sinfín de tareas por hacer y poco tiempo para respirar. Pero de repente, apareciste en mi mente como un tornado, causando una verdadera locura en mis pensamientos.

Empecé a tener ideas insólitas, que a pesar de ser poco lógicas, consideré llevar a cabo. Me pregunté a mí misma si sería capaz de enfrentarlas o, por el contrario, si tendría el valor de seguirlas. Finalmente, decidí llevarlas a cabo, pues no tenía nada que perder y sí mucho que ganar.

Podría perder tiempo, recibir un portazo en las narices o, incluso, algo peor, pero también podía ganar unos segundos de felicidad. Y así fue. Confíe en mí misma y me dejé llevar por el sueño de ver tu cara, recrearme en tu mirada, escuchar tu voz y ver esa sonrisa que siempre me hacía reír.

Fui capaz de perdonar, porque no hay mal que mate un sentimiento tan intenso como el que nació aquel día dentro de mí. Pueden pasar meses o incluso años, pero no existen malas hierbas ni venenos que puedan enturbiar eso que creció en mí con tan solo un suspiro.

Antes pensaba que se podía dejar de soñar, pero la vida me enseñó que sin sueños, no hay sentido en la vida. Y en mis días siempre hay sueños para ti, porque tú me hiciste soñar dentro de la tormenta y brillar mientras las mimosas aún no mostraban su flor. No sabía que había luz en la oscuridad hasta que tus sueños acompañaron a los míos hasta la luz de la luna. No sabía que se podía pasear por los sueños de alguien más, y solo con ello alcanzar un clímax inimaginable.

Mi conclusión es que valió la pena. Guardé mi orgullo bajo candado y llevé a cabo mis pensamientos, aunque fuera una auténtica locura. El que arriesga puede perder, pero también puede ganar. Yo no puedo decir que gané, pero puedo decir que me sentí orgullosa. El silencio y las palabras entrecortadas se hicieron dueñas de aquel momento.

A veces cometemos errores de los que luego nos arrepentimos, y por orgullo los dejamos pasar. Pero la verdad es que el orgullo en ocasiones es un gran enemigo y nos hace perder a personas realmente valiosas.

No somos perfectos, todos cometemos errores. Por eso, hoy pido perdón a todos y a todas si en algún momento de mi vida hice daño inconscientemente a alguien, porque esa jamás fue mi intención.

Pero está claro que yo jamás te llamaría error, no después de tantas sonrisas y tantos momentos.

Mimosatormenta...